Temprano en la mañana

Hace varios meses tuvimos una reunión con Carlos Padua. La idea era hablar de Oscar, su hermano y doctor de nuestro querido pueblo, pero fue tan rica la charla, que con tiempo y paciencia, salió esta historia que quiero contarles.

Carlos nos contó que trabajaba en el tambo, junto a sus padres y hermanos y como era el más chico, lo mandaban a comprar el pan “temprano en la mañana”. Pero siempre tardaba un poco más, sobre todo en invierno, ya que en la panadería “La Fraternidad”, estaba tan calentito que no se quería ir.

Pasaron los años hasta que un día los dueños le ofrecieron que trabajase con ellos, les dijo que no, porque sabía que sus padres no lo dejarían, pero siempre le quedó la idea dando vueltas.

Él nació aquí en Pontevedra, en la calle Pedro Goyena y Espejo. En ese lugar tenían el tambo del cual hablaba en su relato. Allí aprendió el oficio de lechero junto a sus hermanos; Nos contó que sus padres, Carmen y José, eran libaneses que hacía varios años habían llegado a nuestro país; Nos contó cuánto habían trabajado y cómo pudieron salir adelante, según nos dijo, eran 12 hermanos pero que algunos habían partido muy pronto.

[Era inevitable preguntarle, si tenían alguna relación con la localidad de San Antonio de Padua, a lo cual respondió, con un rotundo no, que solo había sido una casualidad, pero que no había relación].

Cuando creció, trabajó con el padre de Norma Defeo y con Berra. Luego llegó a tener camiones y tractores, pero fue recién hacia los años ´70 que ingresó al negocio de la panadería. En ello estuvieron también Oscar y Paulo aparte de Carlos por supuesto, luego Oscar se dedicaría a la medicina y Paulo se hizo grande, así que Carlos se dedicó de lleno al negocio.

Fue duro al comienzo pero pudo crecer de a poco y, con el tiempo, se fueron comprando locales e invirtiendo en negocios inmobiliarios, pero lo más importante es que invirtieron en nuestro pueblo, dieron “PAN” y comida a muchos ciudadanos, no sólo por sus emprendimientos laborales, sino porque siempre han estado relacionados a la ayuda social de nuestra ciudad. El mejor ejemplo es, sin dudas, nuestro querido Hospital, donde la familia Padua participó de su origen y formación.

La vida lo encuentra a Carlos con una familia constituida y trabajadora: su esposa Amanda Ofelia San Martin, sus hijos: Silvia, Silvana y Mariano, quienes continúan con el legado familiar.

Los pioneros como Carlos nos cuentan que antiguamente Pontevedra era toda de tierra, que no hubo asfalto hasta el año 1949. Que en ese mismo año vino el tendido eléctrico al centro de la ciudad, que vinieron muchos artistas al CEPA y al Sportivo. Que justamente de ese club nos cuenta una anécdota maravillosa: un día fue al Sportivo en su bicicleta y la pasó tan bien que se la olvidó allí, sin cadena como se acostumbraba antes. Al otro día, cuando se acordó, fue a buscarla y estaba allí, en el mismo lugar. En otros tiempos era impensable que alguien tocara lo que no es suyo.

Junto a su hijo Mariano compraron un Tranway tirado a caballo, al cual utilizaban para ir a desfiles. También armaron un FIAT 600, una Coupe Chevy y ahora están armado un FORD A. Pero tal vez el legado más importante que puedan hacerle a la ciudad es el Policonsultorio, ese maravilloso edificio estrenado hace poco tiempo, ubicado en la Av. De La Unión y De Los Españoles.

Hoy muchos trabajamos lejos de nuestro hogar, pero les puedo asegurar, que cuando volvemos a Pontevedra, no solo los Padua, sino muchas familias nos esperan con los brazos abiertos. Es que todavía se mantiene ese ambiente de pueblo, donde todos nos conocemos, aunque todo avance y Pontevedra cada día se haga más grande, todavía quedan las familias originales que nos cuentan siempre sobre nuestro pasado.

Muchas gracias Carlos Padua

Norberto Amarilla – Cruzados historias de Pontevedra


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